lunes, 3 de noviembre de 2014

Reflexiones

He aprendido que pase lo que pase, o por muy mal que pinte todo hoy, la vida sigue avanzando y todo será mejor mañana. He aprendido que puedes decir mucho de una persona por la manera en la que lleva las tres siguientes cosas: un día lluvioso, equipaje perdido y luces navideñas enredadas. He aprendido que sea cual sea la relación que tengas con tus padres, les echarás de menos cuando no estén presentes en tu vida. He aprendido que ganarse la vida no es la misma cosa que construir una. He aprendido que la vida a veces te da una segunda oportunidad. He aprendido que no puedes ir por la vida con guante de béisbol para atraparlo todo; tienes que poder lanzar algo de vuelta. He aprendido que cuando decido sobre algo con el corazón abierto, normalmente tomo la decisión correcta. He aprendido que aun cuando tengo molestias, yo no tengo por qué ser una. He aprendido que cada día tienes que intentar llegarle a alguien. Que a la gente le encanta un abrazo cariñoso. He aprendido que aun tengo muchísimo por aprender. He aprendido que la gente se olvidará de lo dijiste, la gente se olvidará de lo que hiciste, pero jamás se olvidará de lo que les hiciste sentir. M. Angelou.

Todos pensamos que nuestra vida va a ser la mejor y nos sentimos timados cuando nuestras expectativas no se cumplen. Pero hay veces que esas expectativas son engañosas. A veces lo esperado simplemente es mil veces inferior a lo inesperado. Y te hace pensar en por qué nos aferramos a las expectativas. Será porque lo esperado es lo que nos mantiene estables, de pie, quietos. Pero lo esperado es sólo el comienzo, lo inesperado es lo que realmente nos cambia la vida para siempre.

¿Quién determina cuando lo antiguo acaba y empieza lo nuevo? No es un día en el calendario, ni un cumpleaños, ni un año nuevo. Es un evento, grande o pequeño. Algo que nos cambia. Algo que nos da esperanza. Una nueva forma de vivir y de ver el mundo, soltando las viejas costumbres y memorias. Lo importante es que nunca dejemos de creer que podemos tener un nuevo comienzo. Pero también es importante recordar que, entre todo lo malo y difícil, hay algunas cosas que siempre merecen la pena guardar.

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